Tener una infancia feliz es una de las maneras de asegurar una vida feliz. Los problemas a los que se deben enfrentar los niños se suelen manifestar más tarde en su vida adulta. Obviamente, no siempre es el caso, pero de todas formas ¿quién no quiere dar a su hijo una infancia feliz? En este artículo destacamos unos de los factores más importantes para el desarrollo de una niñez feliz.
En primer lugar, es necesario asegurarse de que los niños se sientan seguros y protegidos en su casa. No solo de lo básico, sino también de tener padres y familia que los escuchan, les dan importancia y tienen tiempo para ellos, aun cuando no lo tengan. Esto permite que los niños se sienten respetados y hace más probable que vayan a respetar y tener buenas relaciones con los demás. También es algo que ayudará a los padres a tener una buena relación con su hijo, porque se sentirá más inclinado a abrirse con sus problemas.
Los niños son las personas más vulnerables de nuestra sociedad, ya que aún no han aprendido como regular sus emociones o abordar sus problemas. Si tomamos eso en cuenta, se comprenden un poco mejor los arrebatos de los niños. No deberíamos reaccionar de manera injusta, aun cuando estamos cansados o se extienden durante bastante tiempo. Hay que recordar que solo son niños y que es nuestra responsabilidad de enseñar a nuestros hijos como enfrentarse a sus emociones. Los más pequeños suelen copiar las reacciones de sus propios padres. Siempre deberíamos monitorizar nuestro propio humor y analizar como nosotros mismos hablamos con los demás y reaccionamos cuando nos enfrentamos a dificultades para pasarle buenos hábitos a ellos.
La idea de ayudar a los niños a enfrentar sus propias emociones también incluye fomentar maneras de desarrollar buenos hábitos de salud y bienestar. Los niños que saben cuidarse están más preparados para la vida adulta en la que tendrán que enfrentarse a mucho estrés y es más probable que estén contentos y alcancen sus objetivos. Para ello podemos asegurarnos de que tengan tiempo para descansar, darse un baño, mantener buena higiene, reflexionar a través de la meditación, tengan conversaciones u otros hábitos como el yoga y una alimentación buena y saludable. Deberíamos enseñarles a agradecer lo bueno que les pasa en el día a día, para que entiendan que las emociones pasan y son temporales.
Para asegurar que nuestros hijos coman saludable, hay que animarlos a comer verduras y disfrutar de la comida. Hay una amplia gama de recetas que podemos probar usando verduras y, también, podemos incrementar el uso de especias para variar el sabor. De este modo, los niños (además de nosotros) comen mejor, lo que mejorará su estado de ánimo además de potenciar su crecimiento y el buen funcionamiento del cuerpo y el cerebro. Si tenéis poco tiempo, os recomendamos preparar comidas sanas con antelación y guardarlas o empezar a incorporar una receta nueva por semana.
Otro aspecto importante en el desarrollo de una infancia feliz es el tiempo adecuado para el ocio, siempre teniendo en cuenta que no suponga una obligación para el peque. Deberíamos animarlos a probar nuevos deportes, tocar instrumentos y ser creativos sin forzarles a hacer algo que no quieran hacer. Otros tipos de ocio también cuentan, muchas veces subestimamos lo bueno que es pasar tiempo juntos jugando a juegos de mesa, leyendo libros con nuestros hijos, como los de Materlu, o pasear por el parque. Hay una gran variedad de actividades que los niños pueden hacer y que se pueden adaptar a todo tipo de presupuestos. Esta es otra manera de asegurar el bienestar general de tu niño, reduciendo su estrés y mejorando vuestra relación gracias a las actividades que hacéis juntos.
Finalmente, los niños deben mantener buenas relaciones con los demás, incluyendo sus amigos y profesores. Como mencionamos, los niños copian lo que ven y la manera de interactuar de sus padres, así que os recomendamos que también trabajéis vuestras propias relaciones. Podemos dejar que nuestro hogar esté abierto para los amigos de nuestros hijos, mostrar que tenemos buena comunicación con sus profesores y mostrar interés en cómo va su vida social, interviniendo, sin juzgar, si creemos que hay aspectos que podrían mejorar o si creemos que necesitan conocer a más gente. Si fortalecemos la sociabilidad de nuestros hijos, ayudamos a fomentar una infancia feliz.
Con el tiempo, iremos viendo un cambio en la actitud hacia los niños ya que se ven con más igualdad y sienten que no utilizamos métodos severos de disciplina como se hacía antes. Hay que recordar que al final del día los niños son simplemente niños, y el hogar tiene que ser un lugar donde alentamos buenos hábitos, buenas relaciones y la enseñanza de buenos valores que los niños usarán a lo largo de su vida. Los niños traen una alegría a la vida de los padres, pero también tenemos que ser conscientes de nuestra responsabilidad hacia ellos para que crezcan de la mejor manera posible. Un ejemplo de relación entre padres e hijos se puede ver en El Gran Chef.